lunes, 27 de octubre de 2014

Aforismos de Andrés Newman

Andrés Neuman (1977) nació y pasó su infancia en Buenos Aires. Hijo de músicos argentinos emigrados, terminó de criarse en Granada, en cuya universidad fue profesor de literatura latinoamericana.
A los 22 años publicó su primera novela, Bariloche (Anagrama, 1999, reeditada en bolsillo en 2008), que fue Finalista del Premio Herralde y elegida entre las revelaciones del año por El Cultural. Sus siguientes novelas fueron La vida en las ventanas (Espasa, 2002), la autoficción familiar Una vez Argentina (Anagrama, 2003, nuevamente Finalista del Premio Herralde) y El viajero del siglo (Alfaguara, 2009), que obtuvo el Premio Alfaguara, el Premio Tormenta y el Premio de la Crítica.
 
Tanto su obra poética como narrativa poseen lucidez, concisión y apertura hacia nuevos mundos posibles, sin prescindir de lo cotidiano. Sin duda, Andrés Newman es uno de los autores más sobresalientes de su generación. Andrés Neuman es además uno de los más notables de la narración breve. En su obra publicada en 2009 bajo el título de El Alumbramiento, Newman elabora una sección con el título "Dodecálogos de un cuentista" en la que comparte con sus lectores algunas claves del arte de la narración breve como por ejemplo, las tres siguientes:
 
"En las primeras líneas un cuento se juega la vida; en las últimas, la resurrección. En cuanto al título, al contrario de lo que muchos piensan, si es demasiado brillante, se olvida fácilmente": de manera hiperbólica, se nos expresa la importancia del comienzo y el fin de un relato. Desarrollando más la idea, se podría decir que el principio básico para crear un determinado interés en el lector y captar su atención, pero el final lo es para que el cuento no caiga en el olvido una vez terminado.
 

"Contar un cuento es saber guardar un secreto". Neuman utiliza una  paradoja entre "contar" y "guardar" para llamar la atención de su lector. Este aforismo en cuestión, está relacionado con otro de Voltaire: "el arte de aburrir consiste en contarlo todo". Es decir, en un cuento es igual de importante lo que se cuenta que lo que se calla.
 
"Terminar un cuento es saber callar a tiempo".  El autor debe ser consciente de que cuando lo que quiere contar ya está escrito en su relato, no hace falta seguir. El final de un relato es lo que marca la diferencia entre una obra buena y otra mediocre. No sirve para nada alargar por alargar, hay que saber cuando poner punto y final.
 
Más sobre Andrés Neuman  AQUÍ
 

domingo, 26 de octubre de 2014

Análisis de "Mujeres" de Luis García Montero

Luis García Montero (Granada, 4 de diciembre de 1958) es un poeta y crítico literario español, ensayista, profesor de Literatura Española en la Universidad de Granada.
 
Descendiente de una familia granadina muy presente en la vida local, Luis García Montero nació en esta ciudad en 1958 como hijo de Luis García López y Elisa Montero Peña, y cursó estudios en el colegio de los Escolapios.  Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, donde fue alumno de Juan Carlos Rodríguez Gómez, teórico de la literatura social. Se licenció en 1980 y se doctoró en 1985 con una tesis sobre Rafael Alberti.
Es autor de once poemarios y varios libros de ensayo. Recibió el Premio Adonáis en 1982 por El jardín extranjero, el Premio Loewe en 1993 y el Premio Nacional de Literatura en 1994 por Habitaciones separadas. En 2003, con La intimidad de la serpiente, fue merecedor del Premio Nacional de la Crítica.
 
El poema «Mujeres» de Luis García Montero, aparece recogido en su libro Un velero bergantín y lo casi más curioso que tiene, es la relación que establece con el ámbito de la publicidad.
 
Mañana de suburbio
y el autobús se acerca a la parada.

Hace frío en la calle, suavemente,
casi de despertar en primavera,
de ciudad que no ha entrado
todavía en calor.
Desde mi asiento veo a las mujeres,
con los ojos de sueño y la ropa sin brillo,
en busca de su horario de trabajo.

Suben y van dejando al descubierto,
en los cristales de la marquesina,
un anuncio de cuerpos escogidos
y de ropa interior.
Las muchachas nos miran a los ojos
desde el reino perfecto de su fotografía,
sin horarios, sin prisa,
obscenas como un sueño bronceado.

Yo me bajo en la próxima, murmuras.
Me conmueve el recuerdo
de tu piel blanca y triste
y la hermandad humilde de tu noche,
la mano que dejaste
olvidada en mi mano,
al venir de la ducha,
hace sólo un momento,
mientras yo me negaba a levantarme.

Que tengas un buen día,
que la suerte te busque
en tu casa pequeña y ordenada,
que la vida te trate dignamente.
 
García Montero nos va explicando su forma de crear un poema. Afirma tener a veces una preocupación y buscar una escena que pueda encarnarla; a veces es al contrario, encuentra la escena y  esta le sugiere ideas. La anécdota con la que el poeta comienza a escribir el poema no es del todo verosímil ya que parece demasiado perfecto, a que se encontrara con un anuncio de ropa interior en una parada en la que todas las personas eran mujeres.
El autor se muestra preocupado por las mentiras que crea la publicidad, defendiendo que la literatura no hace tal cosa. La literatura no es mentira porque es ficción y se presenta como tal, por lo que debemos señalar la publicidad tampoco es mentira, pues toda la publicidad debe presentarse como tal para que no sea publicidad engañosa. En este poema concretamente el autor critica la publicidad como engañosa desde la concepción que la publicidad tiene de la mujer. La publicidad rodea al a mujer de unos estereotipos irreales a las que muchas mujeres pretenden llegar por influencia de dicha publicidad engañosa.
 
Montero demuestra que escribió el poema preocupado por la línea que separa la realidad de la ficción, acusando a la publicidad de crear una realidad ficticia. Pretende convencer a sus lectores de que cualquier cuerpo real merece más respetos que la belleza creada publicitariamente.
 
En conclusión, en el poema "Mujeres" Montero trata de rendir homenaje a la mujer real, con sus curvas, con sus cicatrices y sus imperfecciones que la hacen tan perfecta. 
 
Más Sobre Luis García Montero AQUÍ

sábado, 25 de octubre de 2014

La Novela de Tesis

El algunos casos, las funciones de la literatura pueden  ser muy similares a las del ámbito de la publicidad. Es el caso de las obras escritas con el objetivo de difundir una determinada ideología. En España este tipo de literatura se da sobre todo con dos movimientos: la novela de tesis (siglo XIX)  y la poesía social (siglo XX). Ambos están muy ligados a las circunstancias históricas en las que viven los autores que se adscriben a ellos.
La novela de tesis surge a partir de 1868 y está ligada al auge de  una burguesía de carácter culto que deseaba cambios para España. Esos cambios se materializaron en la revolución conocida como “la Gloriosa”, que en septiembre de 1868 expulsa a Isabel II del país.
La revolución trae la aplicación de las ideas liberales de la constitución de 1812 (aparece la libertad religiosa, por ejemplo), pero también una gran inestabilidad: tras el breve reinado de Amadeo de Saboya, que abdica ante la falta de apoyos  a su reinado, se proclama la I República.
 
En este momento histórico, la novela alcanza en esta época su madurez como género: deja de ser evasiva, como en la Edad Media, y se constituye como una forma de combate social y político.La libertad religiosa e ideológica en este periodo es una de las causas de la aparición de llamada  Novela de Tesis.


Uno de los autores más relevantes de este movimiento es Benito Pérez Galdós, un liberal con vocación pedagógica que reflexiona sobre la historia de España para analizar los problemas actuales y extender ideas de progreso y tolerancia. Por ejemplo, en La fontana de oro (1870) se remonta a 1820, a la Revolución de Riego que dio inicio al Trienio Liberal, una experiencia de liberalismo que fracasó igual que lo haría el Sexenio Revolucionario. Galdós traza un paralelismo entre ambas situaciones para intentar advertir sobre el peligro de repetir los errores pasados.
Tiene además otras novelas, como la obra Doña Perfecta, que también critican aspectos políticos y sociales de la época.
 
Dentro de la novela realista, aparece también con un trasfondo ideológico el naturalismo, cuya formación radica en la idea de que el comportamiento humano está determinado por las leyes naturales de la herencia y el ambiente. Este movimiento nace en Francia con Zola como su máximo representante, y es luego adoptado en España por Emilia Pardo Bazán.

miércoles, 15 de octubre de 2014

"Sueño de Maiakovski" de Juan Bonilla

Juan Bonilla Gago, escritor español ganador del Premio Biblioteca Breve en 2003 y del I Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en 2014, publicó en el 2013 la novela Prohibido entrar sin pantalones, que tiene como protagonista al poeta futurista ruso Vladímir Maiakovski. 
 
Vladimir Mayakovsky o Maiakovski (Bagdadi, Georgia, 1893 - Moscú, 1930):fue un poeta y dramaturgo revolucionario ruso y una de las figuras más relevantes de la poesía rusa de comienzos del siglo XX. Fue iniciador del futurismo ruso, y publicó en 1912, junto con David Burliuk y Velimir Jlébnikov, su manifiesto La bofetada al gusto del público. Maiakovski se suicidó de un disparo en el corazón el 14 de abril de 1930 sin que se hayan podido dilucidar, con claridad, las causas de esa determinación.
 


 
El sueño de Maiakovski
 
Maiakovski soñaba con el día que la poesía
se imprimiese en las paredes de la gran ciudad.
Grandes letras borrachas enunciando verdades como puños,
puñetazos de verdad exaltando a transeúntes dormidos;
poniendo una coraza a los mendigos,
a los enamorados, susurrándoles lo que sentían sin saber decirlo,
ofreciéndole aliento a los enfermos,
golpes de luz solar en el cerebro nocturno de los ciegos,
boca a boca que salva a una bañista rescatada de las aguas del tedio.
La poesía es útil soñaba Maiakovski.
Y luego se apuntó en la sien,
y por un agujero del bolsillo se derramó el minuto que quedaba.
Y esto es lo que queda de aquel sueño,
versos fundamentales de esta época gritando en las paredes:
La chispa de la vida,
Just do it,
Impossible is nothing
¿Te gusta conducir?
Hay cosas que el dinero no puede comprar. 


 
En su poema «Sueño de Maikovski», que se divide entre el pasado (lo que pensaba y soñaba este poeta) y el presente (lo que ha ocurrido). Lo importante que tenemos que señalar del poema es que da un giro en el tema: presenta lo que quiere Maikovski como un ideal elevado, poético y útil de la poesía. Sin embargo, al señalar que su sueño se ha cumplido, aparece la idea de que esa poesía es en realidad la publicidad. Es la publicidad la que tiene «versos fundamentales de una época gritando en las paredes del ahora», con algunos tan reconocibles como «La chispa de la vida» o «Hay cosas que el dinero no puede comprar».

Tras el poema se esconde tal vez la idea de que la publicidad se ha apropiado de características de la poesía para vender mejor, que se enmascara en todos los ideales que quería Maiakovski aunque su naturaleza real no sea a veces ni verdadera ni útil
 

La disciplina de la retórica en la publicidad.

La retórica es una disciplina anterior a la literatura y a la publicidad y es fundamental en distintos ámbitos.
El término "retórica" se fue desprestigiando a partir del Romanticismo, pero se ha revitalizado en nuestros días. La retórica es lo que se conoce como "el arte de hablar bien o de hablar bien en público" guarda relación con la oratoria.
 Surge en Grecia como actividad y como estudio, pues allí existía una democracia (aunque con limitaciones) y cualquier ciudadano podía intervenir en la Asamblea. La retórica política era y sigue siendo muy importante, ya que un buen político debe saber convencer a los demás. También tuvo mucha importancia la retórica judicial: cada acusado tenía derecho a exponer sus razones y surge la figura de quien escribía los discursos para que los acusados se los aprendieran y los dijeran ante el tribunal. Existían los sofistas que aprendían a defender distintas posturas, eran los intelectuales puestos al servicio de una causa, capaces de defender una cosa u otra dependiendo del encargo. Un ejemplo de buena retórica lo encontramos en discurso de Marco Antonio en el Julio César de Shakespeare.
La oratoria influye en la literatura y las elaboraciones de la prosa en el discurso pasan a la prosa escrita y literaria. La retórica y la poética son fundamentales hasta el Romanticismo: para hablar y escribir bien había que seguir unos grandes modelos. Sin embargo, a partir del Romanticismo, la literatura cambia y ya no importa tanto la tradición sino la expresión personal, la originalidad. Eso desprestigió la retórica, los alumnos ya no aprendían los modelos. En tiempos recientes, la retórica ha vuelto a cobrar importancia en el ámbito judicial con los juicios con jurados (al igual que en la Antigua Grecia), en el ámbito político con los mítines y discursos, y en el ámbito académico con las exposiciones de los profesores. Asimismo, la publicidad consiste en persuadir al público de las ventajas de un producto, sería por tanto un ejemplo de retórica.
La oratoria distingue cinco partes del discurso y las tres primeras son comunes también a la publicidad y la literatura:
 
1. Inventio (determinar el tema, buscar información, documentarse, recopilar material)
2. Dispositio (decidir cuál va a ser la estructura, la disposición, por dónde empezar...)
3. Elocutio (elección de las palabras, en la literatura sería el estilo)
4. Memoria (memorizar el discurso)
5. Actio (pronunciar el discurso).
 
Las figuras retóricas forman parte de la elocutio y tienen un gran valor en la literatura y la publicidad: la paronomasia o repetición de sonidos, la rima, el omoioteléuton (finales de palabras iguales sin rima), la sinestesia (repetición de sonidos que repercute en el contenido), el calambur (dos versos o líneas escritos igual que significan una cosa u otra dependiendo de la separación de las sílabas), las metáforas o las figuras retóricas gráficas (tipografía expresiva, muy usada en los cómics, en la literatura de vanguardia y en la publicidad) son las más frecuentes.

"Paseo de la Identidad", Luis Bagué Quílez

LUIS BAGUÉ QUÍLEZ. PASEO DE LA IDENTIDAD. XII PREMIO EMILIO ALARCOS.
COLECCIÓN VISOR DE POESÍA.
 
El problema de la identidad parece ser uno de los asuntos más debatidos en la actual poesía española,  tanto por los poetas más jóvenes como por significados miembros de generaciones precedentes, y si alguien conoce en profundidad las maneras de abordar esta cuestión, ese es Luis Bagué Quilez, porque a su condición de poeta hay que añadir la de crítico literario en distintos medios d  e comunicación y la de reconocido especialista en la poesía de las últimas décadas escrita en nuestro país.
    Luís Bagué Quílez (1978) es doctor en Filología Hispánica. Ha publicado los libros de poemas Telón de sombras (2002), Un jardín olvidado (2007) y Página en Construcción (2011), por los que ha obtenido, entre otros, el Premio "Ojo Crítico" de RNE, el Premio "Hiperión" y el Premio "unicaja". También es autor de los ensayos La Poesía de Victor Botas (2004) y Poesía en pie de paz (2006, Premio Internacional de Investigación Literaria "Gerardo Diego"). Ha coordinado la antología Quié lo probó lo sabe. ·6 poetas para el tercer milenio (2012). Codirige la revista de poesía Ex Libris y colabora en el suplemento "Babelia" del diario El País.

En su obra Paseo de la Identidad, Luis Bagué Quílez nos invita a un "paseo" en el que nos quiere descubrir, a los lectores, los dilemas de la condición humana, nuestra verdadera identidad, los caminos divergentes que debemos ir tomando en ese paseo, que es la vida en el mundo. Es
 un libro que da trascendencia a lo cotidiano y transforma vida en arte: Poemas con una identidad global que se fija en quién contempla la realidad de una forma diferente.